miércoles, 12 de septiembre de 2007

Compartiendo perspectivas

Relación entre la Alegoría de la Caverna y la canción Penélope

"Penélope, Con su bolso de piel marrón, Y sus zapatos de tacón, Y su vestido de domingo. Penélope, Se sienta en un banco del andén, Y espera a que llegue el primer tren, Meneando el abanico. Dicen en el pueblo Que un caminante paró, Su reloj, Una tarde de primavera. Adiós amor mío No me llores, volveré, Antes que, De los sauces caigan las hojas, Piensa en mí, Volveré, por ti. Pobre infeliz, Se paró tu reloj infantil, Una tarde plomiza de abril, Cuando se fue tu amante. Se marchitó, En tu huerto hasta la última flor, No hay ni un sauce en la calle mayor, Para Penélope. Penélope, Tristeza, fuerza de esperar, tus ojos parecen brillar, Si un tren silba a lo lejos. Penélope, Uno tras otro los ve pasar, Mira sus caras, les oye hablar, Para ella son muñecos. Dicen en el pueblo Que el caminante volvió, La encontró, En su banco de pino verde. La llamó, Penélope Mi amante fiel, mi paz, Deja ya, de tejer sueños en tu mente, Mírame, soy tu amor, regresé... Le sonrió, Con los ojos llenitos de ayer, No era así su cara ni su piel, No eres quien yo espero... Y se quedó, Con su bolso de piel marrón, Y sus zapatitos de tacón, Sentada en la estación, Sentada en la estación..."

Como ya sabemos en la alegoría existe la idea de dos mundos, uno real y uno aparente. Esta la realidad es presentada a uno de los prisioneros el cual la comprende, acepta y reacciona, pero es obligado a volver a su mundo de falsedades. La pareja de Penélope se va, por a la guerra y ella se queda esperándolo. Cuando él regresa ella no lo reconoce, ya que su aspecto era diferente, por lo tanto la realidad sobre él también. Ella no logra reconocer la realidad impuesta ante sus ojos como la verdad y al quedarse con su idea pasada no logra reconocer a su amado. Ella se mantiene “creyendo” que su esposo es de tal forma, pero “es” de otra. El no aceptar la realidad no le permite avanzar en la vida.
Pablo

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